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21 noviembre 2012

"Confessions of an Heiress". La Envidia. Por Joselita Spirbe Fogg


Mi primera incursión en la ardua tarea de la crítica literaria de "artura" está dedicada a una de las autobiografías más importantes y rompedoras de las últimas décadas. Hay que entender el término "autobiografía" en el sentido que le otorga la difinición del francés Philippe Lejeune, por ser la que más aceptación ha tenido entre los estudiosos. El citado autor define este género literario como "relato restrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, en tanto que pone el acento sobre su vida individual, en particular sobre la historia de su personalidad".

En este contexto brilla con especial fulgor nuestra protagonista que no es otra que PARIS HILTON con su incunable "CONFESIONES DE UNA HEREDERA" ("Confessions of an Heiress").

A bote pronto, lo primero que se le ocurre a una persona con una inteligencia y/o preparación media (cada vez más escasas, por cierto) es que es imposible que semejante especímen haya escrito en su vida nada más complicado que su nombre con dificultad, pero nada más alejado de la realidad. Es un libro de casi 200 páginas, eso sí, las fotos predominan sobre el texto, pero ese pequeño detalle no nos tiene que hacer prejuzgar su contenido que es digno de las mejores guías de autoayuda.

Ya desde la portada pordemos advertir la profundidad de las reflexiones, vestida totalmente de rosa, con su melena rubia esparcida y sonriendo a la cámara en plan barbie complementos.



Conforme nos vamos adentrando en la prosa, empieza a resultar evidente el por qué el libro causó verdadera sensación, llegando a convertirse en un "bersele", y la razón no es otra que por sus útiles consejos para que cualquier chica sea una heredera como ella. Nuestra admirada Paris piensa que existe una forma específica de ser heredera, acabando de un plumazo con la falsa idea de la necesidad de lucir guantes blancos, perlas, pamelas enormes, tener un debut ostentoso o asistir a universidades para mujeres. No está de acuerdo, son costumbres aburridas y anticuadas, y "no hay peor pecado en la vida que ser aburrida y nada más horrible que alguien te diga qué hacer. Eso es ser una heredera para mí: estar al mando. Si tienes las ventajas del dinero, nadie tiene que ordenar tu vida, excepto tú".

En párrafos posteriores revela de una manera magistral el secreto para ser una "jr.jet-sitter " (para los no angloparlantes, "miembro joven de la alta sociedad internacional"), aunque se de el desafortunado supuesto de que no tengas los millones de su familia; lo único que se necesita es "un bolso fabuloso, una pose y unos stilettos (vulgo tacones) muy altos". Hay que tener en cuenta que asegura que tener el pelo rubio es una ventaja.

Además de unas normas básicas de comportamiento nuestra diva da unas instrucciones de cómo ser una heredera fabulosa como ella, y lo compendia en un DECALOGO que paso modestamente a desglosar:

1º.- Debes nacer en la familia correcta, es decir, escoger tus cromosomas con cuidado. Si no naces en cuna de oro siempre puedes "reinventar" tu estirpe y añade "¡la mitad de Park Avenue y Bel Air lo hacen!.
2º.- Debes tener un buen nombre (¿como Paris?) y la piel perfecta. Luce mucho maquillaje y nunca debes tener acné. "Y si, Dios te libre, te sale una espinilla, tén un buen maquillador cerca!!.
3º.- Diseña una forma de entrar un lugar que luzca como si fueras de la realeza, pero sin arrogancia. Para ello hay que aprender a posar frente a las cámaras sin pestañear, conociendo cuál es el mejor ángulo de tu cuerpo y tu rostro, habilidad que, según ella, se adquiere estudiando tus propias fotos con el detenimiento necesario para descubrirlo.
4º.-Nunca te has de despertar antes de las 10 de la mañana ni acostarse ante de las 3 de la madrugada.
5º.- Jamás deben verte con la misma ropa dos veces.
6º.- Si estás de buen humor hay que vestirse de rosa y si el humor no es bueno, de negro, aunque las herederas fashion nunca se deprimen ya que si se sienten un poco inseguras se van de tiendas y si, aún así siguen sintiéndose mal, deben irse a París o a Saint Tropez. Si es necesario hay que quedarse todo el fin de semana.
7º.- Siempre debes lucir bronceada porque "todos pensarán que estuviste en un lugar exótico y caro".
8º.- Cambia de peinado para lucir diferente y que gente no se aburra de tí. Hay que decir que llevas extensiones, aunque no sea cierto.
9º.- Esta chica piensa en todo, hasta en la dieta apropiada para una princess como ella, y propone no andarse con medias tintas, o ingieres la comida más cara y fabulosa o la comida más chatarra que exista "¡Se trata de vivir al extremo!".
10º.- Como colofón recomienda no comer caviar ni beber champán por que eso es cosa de ¡¡¡ ARRIBISTAS!!!. Hay que odiar el champán porque es lo que la gente espera que te guste, y para ir de fiesta, nada como una bebida energética (tipo Red Bull, supongo).

Seguiría hasta ad infinitum, porque este libro es una auténtica enciclopedia del "glamuuuuur" más galmurosísimo, pero en algun momento hay que poner el fín y nada mejor para ello que con una gran frase de nuestra heroína:

"Yo tomo a mi perro Tinkerbell muy en serio, aunque no me tome a mí misma muy en serio"

LO SUSCRIBIMOS, PARIS, LO SUSCRIBIMOS.

 

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